En la iglesia, de repente,
el Diablo se apareció
y se dispersó la gente
por el miedo que le dio.
Quedándose solamente
un viejito que se rio.
El Diablo muy endiablado
le dijo de mala gana:
¿y tú no te has asustado?
El viejito con voz llana
le contestó al colorado:
"No, porque estuve casado
cuarenta años con tu hermana".
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